El perfeccionismo, uno de los mayores ladrones de tiempo
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Hablamos del perfeccionismo como uno de los principales obstáculos para la productividad
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Esto se debe a que el exceso de perfeccionismo lleva asociado un exceso de tiempo invertido en las tareas
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Qué podemos hacer para poner freno a esta tendencia que muchas veces nos bloquea e impide avanzar porque nos roba el tiempo
Elena recuerda que desde pequeña tenía la misma lucha cada mañana con su madre para salir a tiempo de casa y no llegar tarde al colegio. Elena podía pasarse hasta diez minutos peinándose. Hasta que la coleta no estaba perfecta: sin ningún ‘bollo’, sin ningún pelo sobresaliendo y con la raya en el lugar perfecto, ella no salía del cuarto de baño. Daba igual que su madre estuviera metiendo prisa ya desde el descansillo con el ascensor listo para bajar al coche.
Elena llegaba tarde a colegio casi todos los días. Pero eso no era importante para ella, eso no le generaba ningún malestar comparado con la insatisfacción que sentía por su coleta. En el coche, de camino al colegio, se miraba una y otra vez en el espejo retrovisor, se toqueteaba el pelo. A veces llegaba incluso a deshacer la coleta y empezar desde cero aún sabiendo que corría el riesgo de empeorar las cosas. No podía evitarlo. Nunca llegaba a estar del todo a gusto con cómo quedaba su peinado.
Elena fue creciendo y su perfeccionismo fue extendiéndose a otras facetas de su vida: primero a los estudios y después al trabajo. En los estudios, este rasgo le ayudó a ser una de las mejores alumnas de su promoción. Sus profesores alababan su perfeccionismo y Elena creció pensando que tenía un don y que el sufrimiento que conllevaba el hecho de vivir bajo el yugo de ser perfeccionista, era el precio que tenía que pagar para que las cosas salieran siempre perfectas (aunque en realidad, para ella nunca estaban del todo perfectas, siempre quedaba ese ‘regustillo’ de insatisfacción, ese “podía haberlo hecho mejor”).
El perfeccionismo que roba tiempo
Cuando Elena se incorporó como becaria a un conocido despacho de abogados pensó que su perfeccionismo iba a ser de gran ayuda. De hecho, ella resaltó ese rasgo en la entrevista que le hicieron en el proceso de selección. Su primer choque con una realidad que en 23 años Elena no había sido capaz de ver, vino de la mano de la que sería su jefa: “Elena, los becarios tenéis que revisar decenas de informes cada día. No necesitamos una persona perfeccionista en el departamento, necesitamos una persona productiva, que saque trabajo adelante y que sepa gestionar el tiempo de manera eficiente. ¿Te ves capaz?”
Uno de los principales problemas del perfeccionismo, que tiene un impacto directo sobre la productividad y la eficiencia, es la cantidad de tiempo que se invierte en cada tarea. El exceso de perfeccionismo es un ladrón de tiempo porque lleva asociado un exceso de tiempo invertido en los detalles…detalles que por mucho que se ‘pulan’ nunca alcanzarán la perfección deseada. Un perfeccionista nunca estará satisfecho con el resultado, porque siempre todo es susceptible de ser mejorado…La perfección es una ilusión; no existe.
El perfeccionismo bloquea y estanca a la persona en un pozo de insatisfacción que puede tener efectos nefastos para la gestión del tiempo
En esa búsqueda constante de la mejora, el perfeccionismo nos puede llevar a una incapacidad para dar por finalizada una tarea y poder pasar a la siguiente para avanzar en nuestro proyecto. El perfeccionismo bloquea y estanca a la persona en un pozo de insatisfacción que puede tener efectos nefastos para la gestión del tiempo y la productividad a largo plazo.
“Lo perfecto es enemigo de lo bueno” dijo Voltaire para explicar que es preferible avanzar haciendo cosas con un buen resultado y en un tiempo razonable, antes que dedicar a una tarea un tiempo excesivo esperando alcanzar un resultado perfecto.
Perfeccionismo y desmotivación
Dado que a una persona perfeccionista le cuesta mucho llegar a finalizar las cosas, es fácil que se desmotive, que surjan pensamientos negativos sobre sus capacidades y que acabe procrastinando muchas de sus obligaciones.
En ese punto, cuando las personas comienzan a dudar sobre si podrán alcanzar esta perfección tenderán a buscar otras tareas menos amenazantes y que estén en su zona de confort, es decir tenderán a abordar aquello en lo que creen que pueden ser perfectos y por lo tanto, dejarán de lado la posibilidad de crecer y desarrollarse en otros ámbitos por ese miedo a no lograr la deseada perfección.
De modo que es muy complicado salir de ese pozo de insatisfacción si uno no es consciente de lo que le ocurre y más importante aún: si uno no se da permiso para cometer errores.
Permiso para ser humano
Detrás de una persona perfeccionista, que no está preparada para cometer errores, que no se da permiso para ser un poco imperfecta, suele esconderse una falta de preparación para recibir críticas y un miedo a no saber encajarlas de manera adecuada.
Tal vez en este punto convenga echar la mirada atrás porque es muy probable que estas personas tan perfeccionistas hayan crecido en un ambiente demasiado exigente en el que los fallos y errores no eran admitidos ni tolerados. Puede ser también que hayan interpretado desde su más tierna infancia que los demás solamente les valoraban en función de sus logros; en vez de apreciarlos por sus verdaderos valores y cualidades. En definitiva, suelen ser personas se valoran a sí mismas a través de las opiniones de los demás.
Recuerda que plantearse cosas con un nivel de excelencia inalcanzable no es realista
El perfeccionismo es una conducta que emana de una serie de creencias que uno tiene sobre uno mismo y sobre el mundo. Por suerte esta tendencia se puede cambiar ¿Cómo hacerlo?
- Lo primero es siempre tomar conciencia del problema: uno debe tener en su vida la experiencia de haber caído muchas veces en la trampa del perfeccionismo y darse cuenta del grado de insatisfacción y desmotivación que eso le ha generado. Conviene hacerse una pregunta y responder con honestidad: ser perfeccionista… ¿me ha ayudado a lo largo de mi vida a sentirme mejor o peor?
- Darte permiso para cometer errores. Esto implica abrirte a la posibilidad de que tus errores sean vías de crecimiento, de que tus errores te harán crecer y mejorar. Debes tener presente que el aprendizaje necesita que cometamos errores y que cometerlos, puede conducirnos a la superación de inseguridades y al crecimiento y el desarrollo personal.
- En un plano más práctico es interesante aprender a poner límites al tiempo que inviertes en cada tarea y respetarlos: uno deberá aprender a identificar cuándo algo cumple su función o cuándo un trabajo está lo suficientemente bien hecho. Para ello es imprescindible que antes de abordar una tarea definas bien lo que quieres alcanzar y cuándo estará conseguido. Recuerda que plantearse cosas con un nivel de excelencia inalcanzable no es realista.
Son tres caminos para trabajar el exceso de perfeccionismo y que este no se convierta en un ladrón de tu tiempo, un enemigo de tu productividad y eficiencia y una fuente de malestar.