Opinión. Andrés Ortega, presidente de FES. “Incertidumbre y rigidez”
Al margen de lo evidente, el fortísimo golpe que ha supuesto la pandemia y la crisis económica derivada, el índice de confianza empresarial y por tanto el termómetro de la recuperación siguen haciendo frente a la incertidumbre, un estado que no nos abandona y que claramente es de los más perjudiciales para la actividad económica.
Ni siquiera con el avance en el calendario de vacunación, ni siquiera cuando se logró reducir de forma muy notable el índice de contagio, hemos podido dejar atrás esa incertidumbre. Acabamos de conocer nuevas medidas adoptadas por la Junta de Castilla y León para las dos próximas semanas, y restricciones y limitaciones similares en todo el territorio nacional.
Esto no se ha acabado. Y debemos tenerlo claro para que el camino ascendente que sin duda hemos iniciado, con unas cifras de empleo que en la provincia de Segovia son esperanzadoras y con una clara recuperación de la actividad en algunos de los sectores más castigados, pueda seguir apuntando hacia el crecimiento.
En este sentido, la incertidumbre llega a los empresarios no solo desde la parte estrictamente sanitaria, con nuevas olas diría que inesperadas, sino también desde la parte política. Me refiero a la nueva reforma laboral que plantea el Gobierno, otra más dentro de una cadena infinita de modificaciones sobre modificaciones.
Claramente he de decir que ni estoy de acuerdo con los anuncios que vamos conociendo sobre el nuevo marco ni desde luego creo que sea este el momento adecuado para plantear cambios tan profundos sin contar además con los empresarios. Cambios que a mi juicio no apuntan en la dirección correcta y que de nuevo aportarían rigidez, obstáculos innecesarios y un claro freno a la contratación.
Porque para eso tendría que valer una reforma del mercado laboral: para fomentar la contratación, para facilitar a los empresarios crear empleo y por tanto hacer crecer sus empresas y la propia economía del país. Sí, la Unión Europea entiende esto y por eso creemos que la línea apuntada por el Gobierno no encaja con sus planteamientos.
Es una afirmación tramposa equiparar, por ejemplo, temporalidad y precariedad, porque hay empleos que necesariamente son limitados en el tiempo y no por ello son indignos, ni mucho menos. No es justo, nunca lo ha sido, partir del apriorismo de que los empresarios evitamos las contrataciones indefinidas, porque todos sabemos que una empresa es, fundamentalmente, un proyecto común, y por tanto queremos un equipo cohesionado, implicado y comprometido. Queremos a los mejores con nosotros y el mayor tiempo posible.
En lo que insistimos es en que se tengan en cuenta las necesidades reales de las empresas, las crisis cíclicas e inesperadas como en la que estamos, todos esos factores que condicionan la capacidad de creación de empleo, y no se inyecte demasiada rigidez a un sistema que necesariamente debe ser flexible.
Porque entonces estaremos asfixiando esa capacidad de contratación, y por tanto estaremos impidiendo el acceso al mercado de trabajo a miles de personas. Justo ahora, justo en este momento, en el que lo importante es recuperar el empleo perdido y sentar las bases para el nuevo crecimiento, que ya toca.
Las organizaciones empresariales ya hemos demostrado, venimos haciéndolo de manera muy especial en el último año y medio, que queremos y somos capaces de llegar a acuerdos en el marco del Diálogo Social. A acuerdos importantes que han dado seguridad en este contexto de pocas certidumbres.
Y por tanto, nuestra oposición a lo que de momento es un anuncio de reforma de la reforma, se justifica por nuestro conocimiento de la realidad de las empresas y no por falta de voluntad de consenso. Esforcémonos en crear empleo y no en seguir trabando la contratación.
Andrés Ortega
Presidente de FES